EUROPA
PRESS
28
septiembre 2016
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en
Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) y la Universidad de
Barcelona aseguran que unas moléculas liberadas por la grasa parda que podrían
ser claves en el descubrimiento de nuevas terapias contra la obesidad y las
enfermedades metabólicas.
En su
trabajo, publicado en la revista 'Nature Reviews Endocrinology', hicieron
una revisión sobre el papel del tejido adiposo marrón o grasa parda (BAT) como
órgano secretor endocrino productor de factores hormonales, después de que
diversos estudios la hayan asociado con la protección contra la obesidad, la
diabetes tipo 2 o la dislipemia.
El
artículo recopila el conocimiento acumulado en estudios recientes sobre el
papel de este tipo de tejido adiposo y concluye que existen moléculas liberadas
por éste (las adipocinas marrones o batocinas) con efectos metabólicos beneficiosos que podrían
ser claves en el descubrimiento de nuevos medicamentos para el manejo de estos
trastornos.
La
principal característica del tejido adiposo marrón en los mamíferos es la
termogénesis adaptativa, permitiendo al organismo adaptarse a ambientes fríos.
Y en roedores se ha demostrado que la grasa parda, además de generar calor,
protege también contra la obesidad, promoviendo el gasto energético. De hecho,
la actividad de este tejido se presenta reducida en pacientes obesos.
Esta
protección ha sido atribuida tradicionalmente a su capacidad de utilizar la
glucosa y los lípidos para generar calor. Pero la evidencia apunta a que el
tejido adiposo marrón tiene efectos sistémicos derivados de la secreción de
moléculas reguladoras (batocinas), con un papel clave
en esta capacidad de usar glucosa y lípidos para la termogénesis.
Dado
que la grasa parda disipa la energía metabólica en forma de calor, recurriendo
para ello activamente al uso de lípidos y glucosa, los autores creen que podría
esperarse que las moléculas secretadas por la misma jueguen un importante papel
de soporte y coordinación en la actividad metabólica de este tipo de tejido
adiposo.
Por
tanto, la identificación de estas batocinas podría
revelar nuevos candidatos a ser usados como medicamentos para tratar o prevenir
la obesidad, la diabetes tipo 2 o la dislipidemia.
Algunas moléculas ya identificadas
Hasta
el momento se han identificado ya varias moléculas liberadas por la grasa parda
y la evidencia señala que algunas de ellas podrían desempeñar una función autocrina o paracrina. Muchos de
estos factores promueven distintos procesos asociados a la termogénesis. Pero
además, estas moléculas liberadas por el tejido adiposo marrón pueden actuar
como reguladores endocrinos sobre otros tejidos y órganos.
Esta
función ya ha sido puesta a prueba, por ejemplo con el trasplante de grasa
parda en ratones, y se ha demostrado que el trasplante de tejido adiposo marrón
embrionario en ratones adultos que sufren diabetes puede mejorar
significativamente las condiciones glicémicas y el
grado de inflamación del tejido adiposo blanco, mostrándose así su acción
antidiabética.
Pero,
aunque muchas de estas batocinas son bien conocidas
por actuar como hormonas y han sido asociadas al gasto energético, se necesita
investigar en profundidad el papel de la grasa parda en la liberación de
cantidades fisiológicamente relevantes de estos factores endocrinos que pueden
apuntar a otros tejidos y órganos.
"En
los próximos años, la investigación debería centrarse en la identificación y
caracterización de nuevas batocinas procedentes de la
grasa parda y establecer su papel en la regulación metabólica, así como saber
si pueden ser explotadas farmacológicamente como
tratamiento contra la obesidad", sostiene Francesc
Villarroya, investigador del CIBEROBN y la UB que ha coordinado el estudio.